“Porque al final, vamos a conservar sólo lo que amamos. Amaremos sólo
lo que entendemos. Vamos a entender sólo lo que nos enseñan”.
Baba Dioum, conservacionista senegalés
Este verano decidimos retomar una afición que hacía mucho que no disfrutábamos: ir de camping.
Hace 13 años que empezamos a ir
de camping, nos gustaba ir de viaje “no planificado” descubriendo parajes y
lugares con encanto, y esta opción nos resultaba muy apropiada, además de que
empezamos a cogerle gusto al ambiente naturalista, pausado y a poder viajar
“ligeros de equipaje”.
Nuestras primeras incursiones en
el camping fueron en el País Vasco, y guardamos recuerdos preciosos de muchos
lugares, como un camping en la costa vasca que estaba en un entorno natural con
vistas al mar y maravillosos acantilados.
Lo dejamos por unos años, pero el
verano pasado, en nuestra nueva condición de madre/padre de una niña a la que
intentamos transmitir el amor a la naturaleza, decidimos volver a retomarlo y
fuimos en plan familiar con unos amigos al Camping
Urbión en la provincia de Soria, un camping situado en el Paraje Natural
que se forma en la confluencia del Embalse de la Cuerda del Pozo y El Pinar
Grande.
Si antes nos gustaba el camping
por las razones que os comentaba, con niñxs la experiencia es todavía más
enriquecedora. El camping es para ellos una escuela abierta en la que pueden interactuar
todo el tiempo con la naturaleza, conocerla y aprender a amarla, en un entorno
seguro donde se ponen en práctica valores como el trabajo en equipo, la
autonomía, el espíritu investigador y sobre todo, reconocerse parte de un todo.
El fin de semana pasado, ante el
anuncio de la ola de calor, decidimos a última hora hacer las mochilas para
disfrutar dentro de la misma Comunidad de Madrid de un clima más agradable en
un entorno natural de pinares, en Valdemaqueda, un municipio que está dentro de
la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) denominada Encinares del
Río Cofio y del Río Alberche.
Hemos estado en el Camping El Canto de la Gallina, un sitio muy recomendable para conocer esta zona y los alrededores, a tan solo 77 km de Madrid. Montamos nuestra tienda a la sombra de los pinos y durante nuestra estancia pudimos observar una variedad de aves que nos alegraban con su canto matutino. Mi hija hizo amigos la primera noche, y es que la amabilidad de la gente más experimentada en el mundo del camping es otra de las enseñanzas de esta experiencia. Es curioso, pero la ausencia de muros hace que puedas interactuar de manera más espontánea con tus vecinos, recuperar la palabra (frente a los móviles) como forma de comunicación.
Brindar experiencias que
faciliten el contacto de los niños y niñas con la naturaleza es muy importante
para su crecimiento y el desarrollo de la inteligencia naturalista de la que
nos habla Howard Gardner en su teoría de las inteligencias múltiples:
Nuestra sociedad necesita seres humanos con más empatía con la naturaleza, muchos de los problemas ambientales que tenemos hoy en día denotan una falta de sensibilidad hacia otras formas de vida. La capacidad de maravillarse por un amanecer, por el canto de los pájaros o por el cielo estrellado, son experiencias que ningún ser humano debería perderse.
Si tuviera que decir lo que más me gusta del camping, elegiría el disfrute del tiempo sin prisas: tiempo para la contemplación, la interacción con la naturaleza y la desconexión tecnológica.
Violeta dice que lo que más le gustó
fue la piscina, dar de comer a las cabras, observar insectos, dormir en una
tienda y hacer nuevos amigos.
Como veis, hay ventajas para todos los gustos.
¿Los mejores campings? Yo creo que lo las mejores opciones siempre
serán las que se adapten a nuestras necesidades y a nuestros intereses, y afortunadamente el abanico en España es muy amplio.
Sin duda, seguiremos buscando campings con encanto. ¡Hasta la próxima!
No hay comentarios:
Publicar un comentario